Concierto 01 Temporada 15 en la prensa de Sevilla

El concierto que protagonizó la OSC (Orquesta Sinfónica Conjunta: Conservatorio Superior de Música Manuel Castillo – Universidad de Sevilla) «Mirar el mar infinito» tiene ya su crítica en la prensa de nuestra ciudad:

Carlos Tarín (ABC): «Orquesta Sinfónica Conjunta US-CSMMC: jóvenes y muy prometedores» (***):

  • Mendelssohn: «En este caso, todavía resulta más encomiable al contar con una joven violinista que vino a dejarse la piel al asumir un concierto icónico del repertorio, una obra de extraordinaria belleza, lucidez del planteamiento (cada situación nos va llevando a otra de manera casi sin darnos cuenta) y su imposible virtuosismo. Nelly Romero es una joven de Dos Hermanas que aprovechó cuanto decimos al ofrecernos el ‘Concierto para violín y orquesta’ en Mi menor op. 64, porque no sólo cumplía sobradamente con los espinosos requerimientos técnicos, sino que despachó el aspecto expresivo de forma más que notable.»
  • Turina-Castillo: «Juan García Rodríguez; y ahora este, una seman después, nos trae la ‘Sinfonía del mar’ de Turina orquestada por Castillo, después de no se sabe cuántos años hace que no se toca ni una nota del maestro sevillano.»
  • Barber: «hubo entrega total en Barber, con una cuerda compacta, cálida, evocadora, aunque también inquietante, retorcida o muy contrastante.»

Juan José Roldán (Pantalla Sonora): «Una conjunta que descubre y recupera»

  • Mendelssohn: «Descubrir jóvenes talentos de entre la afortunadamente numerosa concurrencia que hoy en día pueblan nuestros conservatorios, es uno de los cometidos que la orquesta ha ido cumpliendo a lo largo de estos quince años. Esta vez le tocó el turno a Nelly Romero Aravena«
  • Turina-Castillo: » García Rodríguez optó, dentro de su proverbial e incansable apetito musical, por recuperar una sinfonía de Turina que apenas se interpreta desde su estreno en 1982, cuya partitura el director alzó al final de la interpretación con gesto triunfal. Se trata de la Sinfonía del Mar«
  • Barber: «[…] la Sinfonía nº 1 de Samuel Barber, contemporánea de su famoso Adagio para cuerdas. Pura tragedia, abordada con un sentido vehemente, duro y sólido, que repasa en un solo movimiento los cuatro habituales de una sinfonía tradicional, aspecto al que la orquesta se ciñó con tal claridad y acierto que fue perfectamente apreciable en toda su plenitud».

 

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